El conflicto en Oriente Medio plantea una de las mayores pruebas diplomáticas para Europa. E l Viejo Continente presume de ser el paladín del derecho internacional y los derechos humanos. Sin embargo, la situación en Gaza evidencia las tensiones internas y la dificultad de mantener una voz única en política exterior. Eso, sumado a los vínculos comerciales, militares y tecnológicos estrechos con Israel y el miedo a tensar, aún más, la relación trasatlántica, lo está dejando en un papel secundario frente a Estados Unidos o las potencias regionales.

Desde Bruselas, el discurso es claro: dos Estados, alto el fuego inmediato, liberación de rehenes y acceso humanitario sin restricciones en Gaza. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha llegado a proponer sanciones dirig

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