Reducir la jornada laboral en España no es solo una cuestión de horas, debe ser una apuesta decisiva por mejorar nuestra productividad, apostar por la conciliación familiar, por la digitalización de la economía la sostenibilidad del sistema. Y todo ello dentro del diálogo social que es instrumento más válido que ha sostenido en las últimas décadas la evolución y mejora de nuestro mercado laboral. No es un capricho, es una necesidad en un contexto de demasiada dependencia del sector terciario que aumenta la brecha de la desigualdad.

En pleno clima de polarización y crispación política se ha tumbado la medida antes de iniciar un trámite que habría facilitado la discusión y no existe un solo culpable en este resultado.

Es evidente que el rechazo que ha suscitado por parte de la patronal, Pa

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