Es el Real Zaragoza un equipo por definir. Se diría, incluso, que está aún por venir. En pleno proceso de construcción y tras la enésima revolución en la plantilla, el conjunto aragonés se encuentra todavía en esa fase de reconocimiento de sí mismo en busca de la identidad a través de la que adquirir la personalidad y el carácter que todavía no luce. Un equipo en minúsculas, vamos.

En el tramo inicial de ese camino hacia alguna parte se encuentra un Zaragoza que, de momento, avanza a paso lento y con una mochila con más piedras que puntos a expensas todavía de darse una alegría en forma de victoria. Ni una sola ha sido capaz de sumar aún el cuadro aragonés en cuatro jornadas a pesar de las bondades de un calendario que le preparó para empezar dos duelos ante recién llegados a la categor

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