El Gobierno mexicano ya tiene en sus manos a Hernán Bermúdez Requena, líder del cártel, La Barredora, en Tabasco; tiene también al vicealmirante Manuel Roberto Farías Laguna, presuntamente el principal operador logístico del huachicol fiscal.

Dos golpes que le han permitido salvar momentáneamente el discurso de “cero tolerancia a la corrupción’’, pero está aún muy lejos de quedar demostrado.

Si bien ambos personajes son actores importantes en sus respectivas historias que amenazan con conectarse en algún punto y por algún encumbrado personaje, la narrativa presidencial será cierta hasta que caigan sus protectores, sus promotores y sus socios, por insignificantes que parezcan.

Bermúdez Requena convirtió a Tabasco en un infierno; no lo decimos nosotros ni los medios “conservadores’’ sino

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