Cada vez que se cruza la puerta de internet se accede a una dimensión paralela en la que pululan datos reales, falsos y a medio camino de ambos. El caso es que todos tienen en definitiva el mismo valor: generan una reacción en el lector y, en ocasiones, pasan a formar parte de su conocimiento para bien o para mal. Es decir, para mejorar su forma de ser o para envenenar su raciocinio. Habría que preguntarse el motivo por el que se entra en el mundo digital. ¿Por diversión? ¿Para estar informado? ¿Por cuestiones de trabajo? ¿Para realizar trámites administrativos?... Y no olvidar nunca que el 90% de la información es más falsa que un Rolex del rastro. Hay que moverse con mil ojos, más desde que la inteligencia artificial guía los resultados de las búsquedas y los artículos relacionados que c

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