El 10 de septiembre, la OTAN sufrió la peor violación de su espacio aéreo desde su fundación hace más de 75 años, cuando 19 drones rusos irrumpieron en el cielo de Polonia . Mark Rutte, secretario general de la alianza, calificó la respuesta como “una reacción muy exitosa”, señalando que habían estado involucrados aviones cisterna italianos y baterías Patriot alemanas.

Sin embargo, los aviones polacos y holandeses derribaron solo a una minoría de los intrusos. El 13 de septiembre, Rumanía informó de que un dron ruso había entrado en su espacio aéreo. Ese mismo día, el presidente Donald Trump se mostró indiferente ante esta prueba de credibilidad de la OTAN , afirmando que el conflicto en Ucrania “no es la guerra de Trump”. ¿Puede la OTAN proteger sus cielos del Kremlin?

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