Oscuro, alargado, con apenas una franja de casco visible sobre la superficie del mar, un narcosubmarino resulta casi siempre una especie de espectro silencioso . Un habitáculo claustrofóbico en el que cruzan el océano personajes alejados del perfil de los héroes primigenios; aquellos navegaban en busca de un nuevo mundo mientras que estos viajan bajo las aguas cargados de droga y entre humos de motor y combustible.

Galicia conoce bien esta silueta clandestina: en , emergió en la ría de Aldán. Un logro alcanzado tras haber recorrido el Atlántico, esas más de 3.500 millas náuticas que separan o unen Brasil con Europa, con más de 3.000 kilos de cocaína y apenas 6 ventanas para mantener el contacto con el exterior… y lo real.

Más tarde, en febrero de 2024, . Aunque de menores dimensiones

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