Tokio – Armand Duplantis volvió a volar con su pértiga en el Estadio Olímpico de Tokio para coronarse de nuevo, por tercera vez en su carrera, campeón del mundo, un logro que también llegó con un récord del mundo de 6.30 metros en su último intento.

Hace mucho tiempo que Duplantis compite contra sí mismo y en cada prueba a la que va la única duda que reside en el espectador es saber con cuánto margen de diferencia ganará respecto a sus rivales y si habrá récord del mundo o no.

Su superioridad es tan apabullante que en Tokio, en la ronda de clasificación, quizá excesivamente larga al ser muchos los participantes, se le vio en varios momentos con la mirada ausente en un claro síntoma de aburrimiento.

Lo que le gusta a Duplantis son las finales y sentirse observado y eso es lo que ocurrió

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