La Vuelta Ciclista a España 2025 ha sido cancelada en su etapa final debido a disturbios provocados por manifestantes propalestinos, lo que ha generado una ola de críticas a nivel internacional. La situación ha puesto en entredicho la imagen de España como anfitrión de eventos deportivos de gran envergadura. Medios de comunicación de renombre, como Le Monde y The Guardian, han calificado el desenlace de "vergonzoso" y "caótico", sugiriendo que la reputación del país podría verse "empañada" por la incapacidad de garantizar la seguridad en un evento tan significativo.

Las protestas, que según la Delegación del Gobierno involucraron a alrededor de 100.000 manifestantes, resultaron en 22 agentes heridos y dos detenidos. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, criticó al Gobierno de Pedro Sánchez, afirmando que la imagen de España se asemejaba a "un Sarajevo en guerra". Ayuso responsabilizó al Gobierno por no desplegar suficientes fuerzas de seguridad y por permitir que la protesta se tornara violenta, lo que, según ella, puso en riesgo a los deportistas y a los equipos.

El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, también se unió a las críticas, señalando que el Gobierno había "alentado" la protesta, lo que afectó el desarrollo de un evento que ha sido parte de la marca España durante décadas. En respuesta, el Gobierno defendió las movilizaciones, considerándolas un "ejemplo de dignidad" y una manifestación de la postura de la sociedad española contra el "genocidio" en Gaza.

El presidente Sánchez ha ido más allá, pidiendo que ni Rusia ni Israel participen en competiciones deportivas hasta que se detenga la violencia. Esta postura ha generado un debate sobre el impacto reputacional que estos disturbios pueden tener en España. La experta en comunicación de crisis, Natalia Sara Mendinueta, advirtió que la violencia en las protestas podría afectar la imagen del país, aunque también destacó que el Gobierno busca proyectarse como defensor de los derechos humanos.

Por otro lado, empresarios madrileños han denunciado el boicot a la Vuelta y criticado al Gobierno por respaldar las protestas. Hilario Alfaro, presidente de Madrid Foro Empresarial, calificó la situación de "impresentable" y advirtió que la política no debe invadir espacios de convivencia como el deporte. Alfaro subrayó que el deporte debe ser un espacio limpio y no un campo de batalla ideológico.

Javier Guillén, director de La Vuelta, calificó lo ocurrido como "inaceptable" y lamentó la imagen que se dio. Afirmó que el boicot causa daño a todos los involucrados en la carrera y pidió respeto hacia los manifestantes. Guillén también destacó que nunca se planteó la expulsión del equipo Israel Premier Tech de la competición, enfatizando que las decisiones deben ser tomadas por las federaciones internacionales.

La situación ha generado preocupación sobre la celebración de futuros eventos deportivos en Madrid, así como sobre la participación de Israel en competiciones como Eurovisión. Los expertos advierten que la reputación de España podría sufrir un "castigo" a nivel internacional, lo que podría afectar la llegada de turistas e inversores al país.