Ciudad de México. Es una cuestión de justicia, así los Diablos Rojos del México aprovecharon su domino en la Liga Mexicana de Beisbol para lograr el título, pero además lo hicieron barriendo a unos Charros de Jalisco que nunca les avisaron que jugaban una final.

La pizarra del cuarto juego fue de 7 por 3 y desde el primer momento, cuando los escarlatas se pusieron en ventaja, dieron una vez muestra del por qué se encumbraron como los mejores de la Liga, con un bateo tan eficiente como el trabajo de sus lanzadores que tuvieron controlados a los Tapatíos.

Todavía no se habían ido ni tres rollos cuando la ventaja de los Pingos ya se habían adelantado de manera importante, eran cinco carreras que daban un golpe de autoridad que resultó fatal y suficiente para las aspiraciones de los Escarlat

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