Hasta hace unos años, cualquier indicio de piojos solía ser suficiente para que mandaran al estudiante de vuelta a casa. Recién se le permitía regresar a la escuela cuando tenía la cabeza libre de bichitos.

Pero las normas de “cero liendres” fueron reemplazadas por otras de “no exclusión”, que priorizan la asistencia a clase por encima de las molestias que representan estos parásitos del tamaño de una semilla de sésamo.

Esa flexibilidad, sin embargo, empieza a generar problemas en algunas escuelas.

Padres de Massachusetts, Texas, Ohio y Georgia les están pidiendo a sus distritos escolares que vuelvan a establecer reglas estrictas sobre liendres y piojos. Atribuyen los brotes recientes a las recomendaciones inclusivas de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), que

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