Hay quienes no soportan estar a solas ni un instante. Una comida rápida, una visita inesperada o una charla improvisada bastan para huir del silencio. Lo que parece una preferencia social encierra, en muchos casos, una dificultad más profunda: la incapacidad de sostener la propia compañía.

La psicología advierte que detrás de esa necesidad constante de compañía no se esconde únicamente un gusto por la vida en grupo. Se trata de un fenómeno ligado a la soledad no deseada, un malestar que crece en las sociedades modernas y que afecta tanto al bienestar emocional como a la manera en que se construyen los vínculos.

El vacío de la desconexión se ha convertido en una de las principales preocupaciones de la salud mental contemporánea. No se trata de la cantidad de relaciones, sino de su calidad

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