Cuando Donald Trump pide una y otra vez que la Reserva Federal (Fed) reduzca las tasas de interés, no es un simple capricho. Detrás hay una mezcla de economía, política y, sobre todo, una estrategia muy clara: controlar la narrativa a su favor.
El espejo del mercado
Trump siempre ha usado a Wall Street como termómetro de su éxito. Tasas más bajas significan dinero más barato, empresas que se financian con mayor facilidad y acciones que suben frente a los bonos. No es casualidad que durante su primera presidencia (2017–2021) repitiera que el mercado bursátil era “su boleta de calificaciones”. Cada recorte en tasas se reflejaba en subidas de la bolsa que reforzaban su relato de prosperidad.
Un impulso rápido a la economía
A corto plazo, el crédito barato tiende a incrementar el consumo,