Lorenzo del Rey - Redacción COPE Albacete
A veces miro el Cossío que hay en casa de mis padres y echo un vistazo a esas páginas donde se habla de toreros de otros tiempos, faenas añejas y toros que salían con una fiereza inusitada. No es que todo lo antiguo sea mejor que lo nuevo, pero ese olor añejo -que no viejo- esconde la alquimia del toreo que todos saben apreciar porque es evidente que ahí está pasando algo poco habitual. Y con grandeza. Llegó el diestro de Salteras , con tardes como la encerrona en Bilbao en 2007, o la de Montalvo en Albacete en 2004, o tantas otras en Las Ventas, y mostró que no hace falta atropellar la razón ni dar decenas y decenas de lances de adorno para cortar las orejas .
Llegó, vio y toreó. Casi todo al natural, con tres series de alto voltaje para