Las comedias aceitadas, efectivas, que respetan a rajatabla la fórmula del gag bien puesto o del remate certero, logran que la sala se ría al mismo tiempo: puede haber quienes no se rían, pero, de reírse, será en ese momento buscado . Y entonces habrá clima de gol arriba del escenario. Algo similar sucede con las obras netamente dramáticas en las que desde arriba, o desde atrás, se intuye en qué escena habrá lágrimas, emoción contenida o liberada. Son esos planteos en los que el movimiento escénico de piezas -por diálogos o situaciones- permite imaginar la reacción . Bueno, nada de eso sucede con Las hijas . Pero nada.

La obra que marca el debut de Adrián Suar como director teatral , sobre una idea suya que se transformó en un rico texto de Ariadna Asturzzi , golpea y abriga a l

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