Solo unos días después de la entrada de una veintena de drones rusos en los cielos de Polonia se repite el incidente en Rumanía. Fue, en esta ocasión, un único aparato que permaneció 50 minutos en el espacio aéreo de la Alianza.

A falta de explicaciones del Kremlin —que se limita a negar los incidentes—, ¿cómo deberíamos interpretar lo ocurrido? No se trata, por supuesto, de un intento deliberado de arrastrar a la OTAN a un enfrentamiento militar. La internacionalización de la guerra, en su fase actual, sería un sueño para Zelenski, pero una pesadilla para Putin. Incluso si algún día lejano el dictador se viera en apuros tales que le aconsejaran "escalar para desescalar" —el lector profano podría equiparar esa expresión, común en los manuales de estrategia militar, al típico "agárrame que

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