Hace falta tener la cara de cemento armado para presumir de haber entregado 350 viviendas de protección oficial cuando prometió 183.000, que es lo que hizo Pedro Sánchez en las últimas elecciones municipales. ¿Se acuerdan? Mitin que daba, más viviendas públicas que prometía.

Lo cierto es que s i midiéramos el grado de cumplimiento de las promesas electorales del PSOE en materia de vivienda, el resultado es esclarecedor: un ridículo 0,19%, un hito en la historia de este Gobierno embustero. Inasequible al ridículo, Sánchez ha salido ahora a presumir de nuevas medidas para mejorar el acceso a la vivienda de los más jóvenes. Una de ellas consiste en una ayuda de 30.000 euros para alquileres con opción a compra para pisos de protección oficial, que como pueden contarse con los dedos de la mano es puro humo. De las 183.000 viviendas prometidas sólo se han entregado 350 , de modo que los beneficiarios de esas ayudas de 30.000 euros serán sólo un puñado de jóvenes.

«Vamos a crear una nueva ayuda de alquiler con opción a compra de casi 30.000 euros para que los jóvenes puedan residir durante años en una vivienda con protección permanente y terminen adquiriéndola», dijo Sánchez durante su intervención en la reunión interparlamentaria del Grupo Socialista celebrada en el Congreso.

Hace unos meses, la ministra de Vivienda, Isabel Rodríguez, anunciaba que el Gobierno pondría a disposición de la ciudadanía 13.000 viviendas públicas en los «próximos meses», aun estando pendiente las 183.000 viviendas que había prometido con anterioridad.

Todo es una gigantesca estafa , pero Pedro Sánchez todavía tiene el cuajo de afirmar que «nuestras políticas en materia de vivienda avanzan en la decisión correcta». Se conoce que ese 0, 19% de grado de cumplimiento de su promesa de construcción de vivienda pública al presidente le parece que es «avanzar en la dirección correcta». A 350 viviendas de protección oficial al año para alcanzar las 183.000 prometidas por Pedro Sánchez habría que esperar 500 años. Hasta el 2525. Eso es ir en la dirección correcta, sí señor.