A pesar de su larga carrera, Robert Redford podía presumir de no tener un título inapelablemente mediocre en ella. Hay obras mejores y peores, como es lógico, pero incluso las fallidos o descarriladas por las razones que fueran tenían puntos de interés. Pienso, por ejemplo, en 'Una proposición indecente', que a falta de calidad, ponía sobre la mesa interesantes propuestas de debate. Nunca se dejó llevar por los éxitos fáciles ni perdió el tiempo ganando dinero en superproducciones de catástrofes. Su compromiso ecologista , cuando pocos hablaban de cuidar el medio ambiente y defender al planeta de la jauría humana, iba unido de forma coherente y combativa a una selección de proyectos cinematográficos que muy pocos de sus colegas, incluso los más progresistas, no se hubieran atrevido a a
Redford, un extraño en el paraíso

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