«Hay que esperar» es la frase que más repiten los vecinos y comerciantes de la avenida da Sardiñeira cuando se les pregunta por las obras que están dando una nueva imagen a un barrio que parecía congelado en el tiempo. A pesar de que llevan más de un año viendo cómo se transforma el entorno de la estación , aún no tienen muy claro cómo va a ser el día a día cuando las máquinas se hayan ido y los vecinos acomoden sus rutinas a la realidad de convivir con una intermodal y a las nuevas infraestructuras.

José Manuel López, de la empresa de distribución López Montes e Hijos, fundada en 1974, reconoce que, cuando abrió las puertas la empresa nada tenía que ver el barrio con lo que ahora es. «Hasta la fecha lo vamos llevando, creo que el problema va a estar cuando se termine , porque la call

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