De blanco y oro, vestido de lujo. Como siempre en Emilio de Justo, que tiene una relación magnífica con esta tierra desde aquella soberbia tarde de 2019. Esta plaza le quiere, aunque no le regala nada. Fue severa con él en su primer turno. Sorteó un toro de Jandilla muy serio, astifino y algo descompensado. Un toro vulgar. Embistió como fue, con cierta potencia, pero con genio. Nada tiene que ver la casta con el genio, que es un defecto siempre. Le dieron zapatilla en el caballo, pero el toro salió de allí como si nada le hubieran hecho. El inicio de muleta del pacense fue otro puyazo. Poderoso por bajo, exigiéndole todo al toro, que se lo dio. Y ahí se acabó el animal, pese a que luego quiso empujar por el pitón derecho. Nada tuvo por el iquierdo. Faena muy gritada de Emilio, que tocó más
Emilio de Justo saca su vena flamenca y cuaja una faena inspiradísima

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