No es la primera vez que escribo acerca de la suerte que tuve de recibir educación sexual en el colegio y en casa (que además vino de la misma educadora, mi madre). Y es que con el tiempo, he ido encontrándome a pocas personas que también la hubieran tenido. Pero sí que compartíamos que, cuando alguien de su familia había sacado el tema, siempre habían sido las madres.
Podría parecer que, en mi caso, estaba más que justificado. Pero una parte de mí piensa en que al igual que mi madre y mi padre se han involucrado en mi educación sobre historia, sobre arte, sobre música, también me habría gustado que ambos hubieran formado parte de la educación sexual.
Ellos son un ejemplo más de los resultados que ha realizado el estudio de la universidad australiana La Trobe entre 2.000 madres y padres.