Para poder hacer la mili en los tres ejércitos y lucir, retrecheros, uniformes, como princesas. También nos gustaría haber heredado de nuestros mayores, no sus deudas ni los efectos de sus fechorías, solo las cosas buenas: un trono, una buena colocación, sin hacer oposiciones ni mandar currículos. Y convertirnos, una vez heredado el ilusionante trabajo de nuestro padre, en seres intocables e irresponsables. ¿Y nacionalista catalán, vasco, gallego o español? ¿A quién no le va a gustar ser nacionalista? Sentir que por pertenecer a uno de esos ‘colectivos’, por la cara, sin currártelo, ya eres dueño de derechos que se remontan incluso a antes de que Dios moviera su mágico dedo. Los españolistas tienen como dogma de fe el que antes de crear el mundo, en general, el Altísimo, ya había moldeado
Viejos y princesas

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