17 de septiembre de 2025 - 00:20

Es difícil describir el libro que he estado leyendo estos días (aunque una primera aproximación podría decir que tiene tapa, contratapa y muchas hojas escritas en el medio, como la mayoría) pero debe tener algo bueno como para que una vez pasadas cuatrocientas páginas unas arañas construyan un zepelín para ir a conocer a Dios y esto resulte la progresión natural de la narración. Por poner las cosas en perspectiva, la última vez que había visto un dirigible con animales encima lo conducían las tortugas ninja, y en aquel momento me pareció una conducta muy impropia de un quelonio, y más todavía de un ninja.

Sea como sea, esta escena me hizo pensar en dirigibles, un medio de locomoción olvidado. A mi criterio, nos rendimos demasiado pronto con ellos. Sucede

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