Que esté todo a punto. No puede fallar nada. La Plaza Mayor vive estos días una auténtica metamorfosis. Desde primera hora de la mañana hasta entrada la tarde, martillos, pinceles y cables conviven desde hace unos días para dejar todo listo antes de que mañana arranquen oficialmente las fiestas de San Mateo, una de las citas más esperada del calendario conquense. Serán cuatro días de intensa actividad en torno a las tradicionales vaquillas enmaromadas, y el objetivo común es que nada falle en un espacio que recibirá a miles de vecinos y visitantes. El trabajo es frenético. Operarios, pintores, electricistas, hosteleros y comerciantes multiplican esfuerzos para que cada detalle esté en su sitio.
Entre los equipos desplegados destaca el dirigido por Arturo Saavedra, jefe de operarios encarg