Inmerso en un acelerado proceso de regresión democrática, alentado desde los más altos niveles del Gobierno federal y su partido, México en el marco de los festejos conmemorativos del 215 aniversario de su independencia no está bien hoy ni lo estará en el corto plazo.
Y no, porque ni la creciente y tolerada corrupción de políticos y autoridades de todos los niveles tiene visos de revertirse, ni el deterioro de la condiciones de vida de las familias es previsible mejore pronto -cuando no sea por las “dádivas” (electoreras) del Gobierno”-, la incontenible presencia y control de las bandas del crimen organizado en zonas cada vez más amplias del territorio que alienta versiones sobre un narcoestado sea enfrentada, ni el deterioro e inexistencia de servicios básicos -salud y educación de forma