La muerte de Robert Redford debe ser quizá el tema más notable de las últimas horas, posiblemente por encima de la proclama de soltería heroica de la señora Josefa Ortiz Téllez Quirón a quien por el cargo de su esposo Miguel Domínguez la historia conoció como Corregidora sin corregir nada en toda su vida, más bien por su capacidad comunicativa en favor de los conspiradores, como todos sabemos desde la escuela y así, si en la arenga septembrina desde el balcón de la patria se le vitorea como soltera y se prescinde de la preposición posesiva DE, sin propiedad masculina alguna, bien podríamos desde ya irle cambiando el nombre a la calle lateral del Palacio Nacional, para olvidarnos de una inexistente Corregidora, y dejar en las placas esquineras sus apellidos paterno y materno o materno y pat
El talento como rebeldía, Redford

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