Por Mireya Álvarez
Con la llegada de septiembre, el espíritu patrio se entrelaza con el arte textil y la talabartería en el Estado de México y lejos de ser solo un mes de fiesta, este período es el punto culminante de un arduo trabajo artesanal que da vida a las prendas que visten la identidad mexicana, donde en cada puntada, en cada pliegue de cuero, se narra una historia de tradición y legado, una historia que los artesanos de la región bordan y moldean con maestría.
El vestuario charro, emblema nacional, cobra vida en manos mexiquenses, desde los talleres de Calimaya emergen pantalones y moños finamente trabajados, piezas que encapsulan la elegancia del folclore; mientras tanto, en Villa del Carbón, los telares no cesan de producir chalecos que fusionan la tradición con un toque conte