En Colombia, septiembre tiene una fecha marcada por la complicidad, los afectos y los pequeños gestos que unen a las personas: el Día del Amor y la Amistad. Más allá de los regalos o de las tradicionales tarjetas, la música suele ocupar un lugar privilegiado en esta celebración, porque logra expresar lo que las palabras, a veces, no alcanzan a decir.

Dedicar una canción se mantiene como un ritual que no pierde vigencia. Antes se hacía a través de la radio, en serenatas improvisadas o en casetes grabados con paciencia.

Hoy, las plataformas digitales y las redes sociales cumplen esa función, permitiendo que una lista de reproducción o un enlace enviado en un mensaje tenga el mismo efecto que un bolero susurrado en otra época, y hacen, sentir al otro que ocupa un lugar especial.

En esta fe

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