La reciente elección legislativa en la Provincia de Buenos Aires ha revelado mucho más que un rechazo al ajuste fiscal. El triunfo de la oposición peronista —47.3% frente al 33.7% del oficialismo— debe leerse como una manifestación compleja de erosión de confianza institucional, fragmentación del oficialismo y el desgaste de un estilo confrontacional que funcionó en campaña, pero no en la gestión. Buenos Aires no es cualquier provincia: representa casi el 40% del electorado nacional y tiene un peso clave en el Congreso.

La reacción de los mercados fue inmediata. Los bonos en dólares cayeron, el Merval se desplomó y el peso tocó mínimos históricos. Incluso Morgan Stanley retiró su recomendación de compra. Pero lo que realmente preocupa a los inversionistas es que el ajuste fiscal no vien

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