Entre parabienes diplomáticos y recompensas millonarias, la relación bilateral exhibe la contradicción eterna: socios estratégicos… pero bajo la sombra del intervencionismo.
En nuestro 215 aniversario de la Independencia, Estados Unidos envió un mensaje de buenos deseos al Gobierno de México. Con un tono cálido, el Departamento de Estado que encabeza Marco Rubio felicitó al pueblo mexicano y habló de “lazos duraderos”, “prosperidad compartida” y la construcción de una “asociación aún más fuerte en los próximos años”.
El comunicado parecía la típica postal diplomática: amable, solemne, casi cursi. Recordaba la vecindad inevitable, la importancia del comercio y hasta la narrativa de “trabajar juntos como socios soberanos”. Un abrazo público al gobierno de Claudia Sheinbaum y a la sociedad