Londres (AP y EFE) - Ningún presidente de Estados Unidos ni otro líder mundial había tenido el honor de una segunda visita de Estado al Reino Unido, hasta que Donald Trump arribó hoy a Windsor para disfrutar del recibimiento real con toda la pompa que le brindó el monarca británico Carlos III, donde no faltaron guardias de honor, la más grande en tiempos recientes, lujosos carruajes y espectáculos con tono hollywoodense.

La visita había arrancado con el príncipe William y su esposa Kate esperando el helicóptero del mandatario norteamericano en el Jardín Amurallado privado de la amplia finca. Luego fueron al encuentro del rey y de Camila.

Los invitados viajaron en procesión de carruajes tirados por caballos, ante filas de militares. El dúo masculino conversó a bordo del Estatal Irlandés

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