Conseguir el cariño de un gato puede parecer una misión imposible, pero la ciencia tiene una clave: la paciencia y el respeto por su individualidad. A diferencia de los perros, que generan vínculos rápidos y expresivos, los gatos necesitan tiempo y espacio para decidir cuándo y cómo relacionarse con los humanos.
Según la profesora de neurociencias Laura Elin Pigott (Universidad de Londres South Bank), acariciar o escuchar el ronroneo de un gato eleva los niveles de oxitocina , la hormona del apego, tanto en humanos como en los propios felinos. Esta hormona, conocida como “la del amor”, favorece el vínculo emocional, pero solo si el contacto no es forzado: insistir cuando el gato quiere estar solo puede estresarlo y alejarlo.
Cuál es la clave principal a la hora de tratar con