Utah.- En las caóticas horas que vinieron después del disparo de un tirador en la Universidad de Utah Valley el miércoles pasado, Tyler Robinson envió un mensaje de texto a la persona que vivía con él y era su pareja sentimental, que se encontraba en casa a unos 400 kilómetros de distancia, y le dijo: “Deja lo que estás haciendo, mira debajo de mi teclado”.
Ahí, en su apartamento anodino en St. George, una ciudad conservadora de Utah en rápido crecimiento, había una nota de Robinson que decía: “He tenido la oportunidad de eliminar a Charlie Kirk, y voy a aprovecharla”.
Tuvieron que pasar 33 horas y una frenética persecución en la que intervinieron funcionarios de alto rango del gobierno del presidente Donald Trump para que Robinson, de 22 años, fuera finalmente detenido. Al final, fue