No podía ser en otro lugar más que aquí, en el valle encantado de Aldude, donde encontrar una piedra igual de mágica que las tierras que la cobijan; hablamos de “La piedra que baila”, la Arri-kilinka, también conocida como Arrikulunka. Cerrando el valle por su vertiente W., una suave y delicada sucesión de montañas y collados guarda el secreto milenario del antiguo culto a esta piedra. Desde las alturas que dominan el bosque de Quinto Real, un cordal mantiene decididamente la componente N., hasta el magnífico pico Hauza, ya en las estribaciones del puerto de Izpegi. Allí, en la seguridad arcaica de los collados de altura, encontramos esta piedra, mecida por todos los vientos pirenaicos, impresionante, magnífica, portentosa. Hoy caminaremos por la vieja tierra de los vascones, la tri

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