Está anocheciendo en la zona industrial de San Luis Tlatilco , Naucalpan de Juárez , hay un ajetreo inusual. Llegan y se van grandes camiones, pero esta vez no transportan mercancía de las fábricas cercanas, sino juegos mecánicos .
“Échale, todavía tienes espacio atrás” , dice don Martín , el hombre que con más de 60 años guía , mueve y da indicaciones a un grupo de más de una docena de personas . Es un hombre de trabajo, no lo tiene que decir, su cuerpo lo comunica. Sus manos se ven fuertes y ásperas, tiene canas en su bigote y cabello y se puede ver a simple vista las líneas de expresión que enmarcan su frente y ojos. Su mirada no se pierde, a pesar de verse cansada. Él sabe que en una noche como hoy tiene que mantenerse más atento y alerta que nunca.
“La feria es un