Difícilmente se puede pensar en el futuro de Iberoamérica sin poner en el centro a las micro, pequeñas y medianas empresas. Pero en el contexto actual, los avances tecnológicos, las tensiones económicas globales, el debate sobre la transición verde y el cambiante contexto político plantean nuevos y constantes desafíos.
Por ello, es necesario traducir la agenda técnica en decisiones tangibles, construir un relato común que convoque a las personas y movilice a los territorios.
Si el ecosistema local impulsa sus pequeñas y medianas empresas, el retorno es la competitividad y el desarrollo de los territorios. De todos los recursos, el talento de estas empresas es el capital iberoamericano para forjar el futuro. En la ecuación de competitividad y sostenibilidad de Iberoamérica, el factor mipy