Miami se posiciona como un destino clave para el Programa de Inmigrantes Inversionistas EB-5, que ofrece la posibilidad de obtener residencia en Estados Unidos a quienes inviertan cerca de un millón de dólares en proyectos que generen empleo. El alcalde Francis Suárez, respaldado por empresarios latinos, ha destacado que este programa es una oportunidad para atraer capital extranjero y crear nuevas fuentes de trabajo.
Durante un evento en el Ayuntamiento, Suárez afirmó: “La existencia (del programa) como un medio de inversión en la ciudad y también para personas que, comprensiblemente, en este tipo de entorno y contexto, están preocupadas por su estatus migratorio”. Sin embargo, la situación es compleja.
Florida, bajo el gobierno del republicano Ron DeSantis, ha implementado leyes migratorias más estrictas, lo que ha generado un ambiente poco acogedor para los inmigrantes. La Ley SB 1718, considerada una de las más restrictivas del país, exige que las empresas verifiquen el estatus migratorio de sus empleados y reporten a los indocumentados. Esto ha llevado a un aumento en las detenciones de inmigrantes en el sur de Florida.
El Krome North Service Processing Center en el condado de Miami-Dade reportó una población diaria promedio de 909 inmigrantes detenidos al 2 de septiembre de 2025. Además, Florida alberga uno de los centros de detención más controvertidos, conocido como “Alligator Alcatraz”, donde se han denunciado condiciones de hacinamiento y maltratos.
El programa EB-5, creado en 1990, busca atraer inversión extranjera y generar empleos. Para obtener una visa, los inversionistas deben aportar al menos un millón de dólares, o 800.000 si el proyecto está en áreas rurales o con alto desempleo, y demostrar que su inversión generará al menos diez empleos.
Santiago Vanegas, fundador del Grupo Habitat, celebró la posibilidad de que Miami se convierta en un “hub” de visas EB-5, afirmando que sus proyectos podrían generar hasta 400 empleos. Sin embargo, el programa enfrenta críticas. Muzaffar Chishti, del Migration Policy Institute, señala la “falta de supervisión efectiva” sobre los resultados prometidos por los inversionistas.
“No está claro si, a largo plazo, estos empleos realmente se están creando”, advirtió Chishti. Además, el programa puede ser visto como una puerta exclusiva para los más ricos, lo que genera resentimiento entre los residentes locales.
Chishti también destacó que para muchos millonarios latinoamericanos, el programa EB-5 no es tan atractivo, ya que obtener la residencia implica pagar impuestos sobre ingresos globales. “Los ricos no quieren una green card si eso significa pagar impuestos en Estados Unidos sobre todo lo que ganan en sus países”, explicó.
A pesar de los esfuerzos del alcalde Suárez, el futuro del programa EB-5 en Florida es incierto. El presidente Donald Trump ha propuesto la creación de una “tarjeta dorada” para quienes inviertan más de cinco millones de dólares, sin la obligación de generar empleos.
Chishti concluyó: “Cuando el propio presidente no apoya del todo el EB-5 y propone alternativas más simples para los más ricos, ¿por qué alguien se comprometería con este programa?”.