Xabi Alonso nunca fue un futbolista cualquiera, y como entrenador tampoco lo es . Quien lo vea en la banda lo entiende rápido: no se sienta, no calla, no deja que el partido pase sin intervenir . En apenas cinco partidos al frente del Real Madrid (ya dejó claro que los del Mundial no 'contaban'), el tolosarra ha dejado claro que no es un entrenador de perfil bajo . Habla, gesticula, corrige, aprieta. Nada queda al azar en su libreta.
Una obsesión que marca y que ha permitido que su Madrid ya tenga un sello reconocible: intensidad, orden, ambición. Pero en medio de ese torbellino de energía, Xabi ha detectado un enemigo silencioso que amenaza con frenar el camino . Y cuando algo se escapa de su control, no duda en mirar a los suyos a los ojos y lanzar un mensaje firme: las expulsi