Seis de la tarde. Dos personas llegan en una moto acuática hasta la zona de baño de la playa Marina , en Mijas. Allí se bajan. Hasta ahí, una práctica habitual . Lo llamativo es que, a renglón seguido, echan a andar y dejan en la arena el vehículo. "Es bastante común que un bañista se acerque a la orilla y deje la moto de agua mientras va a comer al chiringuito o a comprar algo. No sospechamos de ellos", explica a este periódico Gonzalo Botta Veccia, coordinador del servicio de socorrismo de Mijas.

Las alarmas saltaron cuando uno de los socorristas que vigila las playas les recriminó su comportamiento. El trabajador había tratado de advertirles que no podían dejar el vehículo en la playa. Al varar la moto, los individuos se quitaron los chalecos salvavidas que llevaban y corrier

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