Aunque la Tierra posee una luna familiar, no transita sola por el cosmos. Y es que, ocasionalmente, pequeños asteroides quedan “atrapados” en una resonancia orbital con nuestro planeta, creando la ilusión de acompañarnos en nuestra travesía alrededor del Sol.

No son satélites en sentido estricto, pero su movimiento los hace parecerlo desde la perspectiva terrestre. A estos asteroides se les conoce como cuasilunas o cuasisatélites .

Ahora, nuestro planeta “acaba” de ganar un nuevo acompañante celestial. Se trata de 2025 PN7 , un pequeño asteroide que ha estado siguiendo discretamente a la Tierra durante décadas sin que nadie se percatara de su presencia. Su descubrimiento lo convierte en la octava cuasiluna confirmada, sumándose así a este exclusivo grupo de acompañantes orbitales.

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