En los últimos días, los vecinos de Palermo se encontraron con una figura inquietante en la vereda de Fitz Roy al 1900: un maniquí de tamaño real, vestido con ropa común y zapatillas nuevas, apoyado contra una pared, con la cabeza baja, como si estuviera en penitencia.

La imagen generó desconcierto, llamados a la policía y hasta denuncias de transeúntes que, al pasar de noche, lo confundieron con un chico real.

La escultura, bautizada por la gente como el “Niño en penitencia”, es obra del artista Sebastián Andreatta, conocido como BIH. Se trata de una instalación urbana que no forma parte de ningún programa oficial: fue colocada en el espacio público, como parte de una búsqueda estética y social.

El mensaje detrás de esta viral escultura

El autor explicó en varias notas que, eligió la

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