En los últimos años, la importancia del ejercicio físico personalizado para personas mayores ha cobrado protagonismo en el ámbito de la salud . En ese tono, la Universidad de Harvard y diversas publicaciones científicas han subrayado que mantenerse activo después de los 60 años resulta fundamental para conservar la funcionalidad y la calidad de vida.
El principio es claro: en la tercera edad, la actividad física no debe eliminarse, sino adaptarse a las capacidades y necesidades individuales . Frente a modalidades deportivas que pueden intimidar o resultar poco viables para quienes presentan limitaciones articulares o enfermedades crónicas, surgen alternativas integrales y accesibles que permiten seguir disfrutando de los beneficios del ejercicio.
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