Lo decía Mohamed Attaoui en LA RAZÓN antes de viajar a Japón : «Llego con todo aprendido para Tokio. Sé lo que tengo que hacer» . Y lo demostró en la semifinal con una suficiencia asombrosa después de 600 metros en los que viajó a cola del pelotón. Su cambio poco antes de entrar en la última curva fue un aviso de que está en condiciones de aspirar a lo máximo en la final del 800 mañana (15:22, Teledeporte y Eurosport) . En la pista empapada de Tokio marchó octavo hasta que se desató y cuando los nervios ya se apoderaban de más de uno. En apenas cien metros adelantó a los otros siete semifinalistas, incluyendo al campeón olímpico, el keniano Emmanuel Wanyonyi. Fue tan brutal el cambio de ritmo que entró en la recta en la primera plaza y ya no la abandonó (1:43.18).

«Me he encontrado

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