La reaparición pública de Gustavo Cordera trajo consigo el interrogante sobre cómo debe tomarse al artista y a su obra en base a comportamientos o dichos desafortunados.
En los últimos meses, varios artistas que habían sido “cancelados” volvieron a la escena mediática. Casos como los de Jey Mammon o Gustavo Cordera reabren un debate incómodo pero necesario: ¿qué es realmente la cancelación? ¿Se trata de un mecanismo de justicia social o de un linchamiento público?
El público tiene derecho a dar de baja a un artista por su vida privada y sus conductas personales. Pero, ¿qué pasa con la obra? ¿Podemos disfrutar de una canción, una película o un programa sin pensar en quien lo creó, o esa marca es imborrable?
El rol de la justicia, la presión de la opinión pública y el lugar de los medios