Es curioso cómo siempre nos llama la atención lo más grande, lo más estrambótico, lo más caro... lo menos normal. A mí, llámenme loco, cada vez me llama la atención lo más normal. Cuando empiezo a escribir esta columna, aún más cuando se me olvida y el director, la persona que haga el cierre del periódico o (lo que más me jode, pero que no lo sepa) mi compañero en este espacio Jesús Coca me recuerdan que hay un hueco en blanco esperando por mí, siempre trato de buscar un tema de actualidad que antes siempre encontraba en Twitter una opinión de 0,60 que dirían Ojete Calor desarrollando el mismo procedimiento que me permitió sacarme la carrera de Periodismo sin aplicar demasiado codo. Que me esnorto. El caso es que aparentemente mi Twitter se ha convertido en un aburrido espacio en el que ap
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