A pesar de su consideración de irrefutable, el pasado es una variable fácilmente alterable en la mente de la gente. La tinta en los libros y las lentes de las cámaras tratan de fijar lo que una vez fue como lo que siempre ha sido, pero la narradora final y falible de las historias es, y siempre será, la memoria. El recuerdo es voluble, una cinta de vídeo por encima de la cual se graban tomas nuevas, un diario escrito a muchas manos, una suma heterogénea e imperfecta de momentos que nadie sabe a ciencia cierta como sucedieron y que cada uno reconstruye con los pedazos que recoge. Eso es la memoria, eso es la historia; eso es 'Romería'. La última película de Carla Simón nos pone en la piel de Marina, una joven catalana que vuelve sobre los pasos de su madre, la cual murió cuando ella era una
La vida oculta de los padres

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