El mate es mucho más que una simple infusión: es un hábito profundamente arraigado en la cultura argentina y en varios países de Sudamérica. Aunque la tradición más reconocida es la del mate amargo, también se lo consume endulzado con azúcar o miel, combinado con hierbas aromáticas, o incluso con ingredientes frutales. Esta bebida popular encontró distintas variantes que conviven con la receta clásica.
Es común que los amantes del mate incorporen sabores que aporten frescura o suavicen la intensidad de la yerba. Entre las prácticas más habituales se encuentra el agregado de cáscaras de naranja o limón, que además de perfumar la infusión le otorgan un matiz cítrico. Otro de los aditivos preferidos es la menta , una hierba que se distingue por la sensación refrescante que deja en el