Cada septiembre, el mundo de la ciencia se pone un poco más loco con los Ig Nobel, esos premios que parodian a los Nobel tradicionales al galardonar investigaciones que primero te sacan una carcajada y luego te dejan pensando en lo maravilloso de la curiosidad humana.

En su edición 2025, celebrada el 18 de septiembre en la Universidad de Boston , un millar de asistentes —incluyendo nobeles de verdad— aplaudieron a ganadores de todo el planeta por estudios que suenan a chiste, pero que revelan verdades fascinantes sobre la naturaleza, el cuerpo y hasta la pasta italiana.

Este año, el premio no fue un cheque millonario, sino una réplica de estómago humano con caritas sonrientes y un paquete de toallitas húmedas —un guiño a la inflación zimbabuense que inspiró la tradición—. Orga

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