La Guardia de Fronteras de Polonia ha informado sobre la violación de su zona de seguridad por parte de dos aviones de combate rusos. Estos cazas sobrevolaron a baja altura la plataforma de perforación Petrobaltic, ubicada en el Mar Báltico. Este incidente se suma a una serie de episodios que han generado creciente preocupación en la región.
El mismo día, Estonia denunció que tres cazas MIG-31 rusos ingresaron a su espacio aéreo sin autorización, permaneciendo allí durante 12 minutos sobre la isla de Vaindloo. Estos aviones volaban sin planes de vuelo y sin comunicación con los servicios de tráfico aéreo. En respuesta, aviones F-35 italianos, que forman parte de la misión de policía aérea de la OTAN, interceptaron a los intrusos.
La OTAN ha calificado el sobrevuelo de los cazas rusos como un ejemplo del "comportamiento temerario de Rusia". Kaja Kallas, jefa de la diplomacia europea, consideró el episodio una "provocación extremadamente peligrosa" que incrementa las tensiones en Europa del Este. Desde la invasión a gran escala de Ucrania en 2022, se han registrado múltiples incursiones y caídas de drones en países miembros de la OTAN, pero este episodio es considerado uno de los más graves por el nivel de exposición y el área comprometida.
Las autoridades militares de Estonia han sugerido que la maniobra podría ser parte de una estrategia de Moscú para desviar la atención de la OTAN hacia la defensa de sus propias fronteras, debilitando así el respaldo a Ucrania. El gobierno estonio ha convocado a un diplomático ruso para presentar una protesta formal por la violación de su espacio aéreo.
Este aumento de las acciones rusas ha generado inquietud entre los gobiernos europeos, en un contexto donde los esfuerzos liderados por Estados Unidos para detener el conflicto en Ucrania no han dado resultados. La portavoz de la OTAN, Allison Hart, destacó que este incidente es otro ejemplo de la capacidad de respuesta de la alianza ante las provocaciones rusas.
Los aviones de la OTAN suelen despegar cientos de veces al año para interceptar aeronaves que se acercan demasiado al espacio aéreo de los países aliados, pero es poco común que crucen la frontera. La situación en el Báltico sigue siendo tensa, con un monitoreo constante de las actividades aéreas en la región.