Hasta la noche 8 de septiembre la situación luego del daño generado por el resultado de las elecciones provinciales en PBA parecía controlada, o al menos en vías de serlo.
Había varias explicaciones esgrimibles:
* La sorpresiva derrota de LLA se podía atribuir al error de haber nacionalizado una contienda doméstica que brindaba un amplio espacio para la crítica y la propuesta de mejoras, ante una gestión paupérrima del peronismo durante muchos años.
* Se había cometido el error de ningunear al PRO, invisibilizarlo y absorberlo, al punto de que sus adeptos, tradicionalmente los más independientes del sistema, no se habían sentido obligados a acompañar a sus referentes candidatos, desteñidos dentro de las listas de LLA, y prefirieron abstenerse, votando en blanco o simplemente no concurri